El 17 de Enero de 1969 inicia su andadura oficial la Parroquia María Madre de la Iglesia aquí, en el barrio de Ibarrekolanda.
Nos gustaría dividir este pequeño ejercicio de recuerdo histórico en tres momentos:
El primero, podríamos denominarlo “nacimiento”.
Ibarrekolanda. Nombrar al barrio no es baladí ya que, desde el primer momento, pero sobre todo a través de los años, no es posible entender la una sin el otro, ni el barrio sin la parroquia.
Cualquier actividad nueva que se llevaba a cabo, cada reto que se proponía en ella estaba relacionado con el barrio. Su objetivo era la vecindad de Ibarrekolanda porque en él estábamos.
Quienes formaban parte de ella, y muchas de las personas del barrio, tomaron parte activa desde el primer momento en la organización y celebración de las fiestas, de la konparsa y del grupo de danzas Urretxindorrak. La identidad de Ibarrekolanda se palpa en la parroquia y la energía de ésta se traslada al barrio.
Esa misma energía y esa fuerza creativa que emanaba de la Parroquia María Madre de la Iglesia fue motor suficiente para pergeñar algo que se veía necesario. Un grupo de tiempo libre para la chavalería de Ibarrekolanda. Y con esas ganas, y con unas cuantas personas dispuestas a ello, surgió el grupo eskaut Etorkizuna, dando con ello una herramienta preciosa a las chavalas y chavales de entre los 10 y los 18 años para su crecimiento personal, social y cristiano.
Durante esa época y al albur de una necesidad surgida tanto en el grupo eskaut como en el resto de la parroquia (tener un sitio que las y los chavales puedan utilizar algún fin de semana para sus acampadas, salidas, etc), la comunidad viva de esa parroquia se planteó alquilar y rehabilitar un caserío.
Fueron unos años en los que tanto gente de la parroquia, como padres de los y las chavalas del grupo e incluso gente cercana del barrio que no tenía mucha relación con ella, fin de semana tras fin de semana se trasladaban cada sábado a Ajurias, un barrio de Zugastieta, cerca de Gernika, para casi reconstruir de nuevo un caserío. Éste fue un hecho que una vez más habla de la relación directa y estrecha entre Ibarrekolanda y la parroquia.
Por supuesto, otro hito importante tanto en la vida de la Cdad como en la del barrio por su repercusión fueron las Jornadas infantiles – Umeen Egunak. Surgidas desde una inquietud en el grupo Etorkizuna por dar una alternativa de ocio, pasatiempo y fiesta a toda la chavalería del barrio durante parte de las vacaciones de Semana Santa.
Un segundo momento “toma de conciencia”
Entre 1984 y 1987 surgen vientos transformadores en la Iglesia de Bizkaia. Con la Asamblea Diocesana se nos plantean otros retos. Queremos una apuesta mayor, un compromiso integrador, una coherencia, queremos llevar el timón de nuestro barco. Y en ese “queremos”, nos hacemos mayores y decidimos intentar decidir nuestro camino, el camino de la COMUNIDAD.
Seguimos siendo parroquia, pero nos definimos y vivimos como Comunidad Cristiana. Pasar de ser colectividad a ser comunidad de pequeñas comunidades. Optamos por pasar de ser administradores de sacramentos a ser una comunidad evangelizadora. Pasar de ser clerical a ser de los y las cristianas.
Y con la idea de una imbricación directa en la sociedad mas cercana, Ibarrekolanda, se lanza una apuesta decidida por el compartir con quien nada tiene y con quien mas lo necesita.
Y todo esto celebrándolo con nuestros miembros más cercanos, nuestros grupos de referencia y nuestras pequeñas comunidades, motor de la vida comunitaria.
En esta etapa, en la que teníamos el vigor que da el ser mucha gente apostando por algo nuevo e ilusionante, además de las actividades propias de una parroquia en aquella época, se llevan a cabo iniciativas como el taller de paz, taller de carpintería, grupo de teatro, costura, encuentros oracionales, hermanamiento con Arenillas (Comunidad de Base en Ecuador), una vivencia fuerte de la Pascua…
Tercer momento, y estado actual. “madurez”
Pensamos que es en el momento en el que estamos ahora. Quizá sea un poco presuntuoso pensar que somos maduros, o tal vez llevamos muchos años siéndolo. En cualquier caso, pretendemos vivir nuestra fe con la madurez y la lucidez que se requiere para ser cristiano y cristiana en el siglo XXI. Lo cierto es que la decisión de ser quienes somos ahora, estar donde estamos y hacer lo que hacemos no ha sido tomada en cuatro días. Seguramente ni en cuatro años. Nuestra comunidad ya no es parroquia. Tras un periodo largo de diálogo con la Diócesis, y por diferentes circunstancias, sobre todo eclesiales, en febrero de 2018 se clausura la Parroquia María Madre de la Iglesia. Esta decisión, que no surgió como respuesta a una necesidad nuestra, sino que nos fue propuesta desde instancias diocesanas, se ha tomado de una forma autogestada, autónoma y elegida con cierto margen de libertad. Es cierto que hemos tenido algún empujón que otro no deseado para llegar a ello, pero la decisión ha sido nuestra y seguimos siendo una comunidad viva y para la vida.
Y ahora, siendo las mismas personas, pensando y deseando lo mismo, celebrando en el mismo sitio lo que siempre hemos hecho (apostar por quienes nos necesitan), nos llamamos de distinta manera. Las personas que formábamos la parroquia hemos constituido la Asociación Privada de Fieles “Comunidad Cristiana de Ibarrekolanda”, y los proyectos permanecen y se renuevan, los grupos continúan trabajando, seguimos celebrando en comunidad y para el barrio, la puerta está más abierta que nunca a nuevas iniciativas con otros y para otros…
En esta casa se sigue respirando el cariño de siempre, la opción por los últimas y últimos, y la apuesta decidida por transformar la realidad.
Ésta es a partir de ahora nuestra COMUNIDAD CRISTIANA DE IBARREKOLANDA.